Capital de nada

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Esto es la copia de una carta de don Enrique Tierno Galván a don Agustín García Calvo con motivo de la letra escrita por éste para el himno de Madrid:

Mi querido amigo:
Muchísimas gracias, antes de nada, por su cariñosa carta, en la que me dice de su buena voluntad y amistosa inclinación respecto del cambio de algunas palabras de la letra del himno de la Comunidad Autónoma de Madrid.
Me permito pedirle disculpas por haberme atrevido a sugerir al Sr. Presidente de la Comunidad que mudara Vd. la palabra “nada” de la letra del himno por alguna otra menos perturbadora para esta capital y villa. Yo sé, entre otras razones porque así lo induzco de su carta y del propio himno, que Vd. intentó expresar a través de este último cómo la nada no es el contrario lógico del ser o lo que es lo mismo el no ser, sino algo sustantivo que, sin ser el ser, “es” la nada.

Es idea que en cierto modo comparto, e impulsado por el entusiasmo y la solidaridad, pregunté a algunos vecinos de Madrid acerca de este extremo, sin encontrar demasiados partidarios a nuestra común tesis. Algunos llegaron a decirme, empleando una expresión popular que tal vez Vd. conozca, que si estaba “de coña” y, en general, concluí que no entendían bien el problema que se les planteaba y que no les satisfacía la afirmación de que Madrid era capital de la nada, por falta de la debida preparación metafísica.
Este es un extremo que yo soy el primero en lamentar y que intentaré corregir hablando con el Ministerio de Educación y otras autoridades.

Agradézcole pues infinito que haya Vd. accedido a sustituir la palabra “nada” pues me evitará complicaciones y quién sabe si algún insulto y quizá golpe.
En cuanto toca al verso, eufónicamente perfecto como obra de su numen, que dice “que para no ser nada”, tiene Vd. razón y crea que lamento haberme dejado arrastrar por el espíritu de la glosa y el escolio, sugiriéndole el cambio. Sin embargo, al leer y considerar la mudanza que Vd. propone, que reza “que sólo por ser algo”, me he quedado absorto, o mejor dicho pasmado, pues me parece grandísimo acierto, fundamentalmente porque vuelve a poner a la luz los fundamentos aristotélicos a los que Vd. alude en su carta.
Es muy cierto que la expresión “por ser algo” es una referencia explícita a la relación entre la potencia y el acto, que estoy seguro ha de ser del agrado de los madrileños, ya que en esta ciudad, según he podido observar en el transcurso de los últimos cuatro años, prevalecen los aristotélicos sobre los platónicos.

Le agradezco de verdad cuantas molestias y preocupaciones le he ocasionado con mi petición, que le aseguro ha estado siempre regida por el ánimo más modesto y la admiración más rigurosa, y deseo muy de veras, como el resto de mis convecinos, que salga a la luz cuanto antes el himno, ya que la letra que Vd. ha escrito merece que se conozca sin dilación por todos cuantos aman la poesía, particularmente cuando está tan bella y profundamente relacionada con los grandes problemas metafísicos de nuestra cultura.

Lamento no verle y conversar con Vd. con más frecuencia pero crea que desde antiguo le profeso muy sincera amistad y verdadera admiración.

Un abrazo de su viejo colega y amigo,
Enrique Tierno Galván

Lamentablemente, servidor no ha encontrado las precedentes, sin duda igualmente sustanciosas. Es una pena que nuestros políticos no posean ya el lenguaje suficiente para negociar con gracia y hacer de la ironía un arte.

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