A los hombres hay que llevarles la contraria, vale, es una de las pocas formas de sacar adelante cierto respeto hacia el bien común; conviene y funciona. Pero a la vida no, a la vida es mejor darle la razón porque la vida, si se ve acosada, puede convertirse en un enemigo arrogante y pegajoso. Lo sabemos y, sin acuerdo mediante, en general lo aplicamos casi a diario los humanos… [Leer más]